Hay un efecto curioso en las grandes sagas cinematográficas que se
extienden a lo largo de los lustros y hasta las décadas: uno no, docenas
de efectos curiosos, pero del que vamos a hablar ahora es uno que se
puede comprobar reuniendo las sucesivas fotos que se sacan los grupos de
aficionados a una determinada serie de películas cuando quedan para el
estreno de la entrega de turno de Star Trek, de Star Wars, de Harry
Potter o de James Bond. Y quien dice las fotos, dice los objetos
relacionados que la gente guarda junto con la entrada del cine como
recuerdo y que le permiten ver cómo ha ido pasando del bonobús y el
ticket de metro al resguardo de rellenar de gasolina al principio la
motocicleta y luego el utilitario o la berlina familiar en la que cabe
una familia nuclear entera (y próximamente la recarga del coche o del
patinete eléctrico).
De este ejercicio de sociología visual se acaba concluyendo que tanto
los medios de transporte como las ropas de los fotografiados han subido
de precio (y esperamos que de calidad) y que hay más calvas y más canas y
las curvas de las barrigas y de las caderas han crecido, pero eso ya ha
sido objeto del interés de este blog otros años. La
conclusión es ineludible: el friki medio que por lo general ha aplicado a
su trabajo el mismo entusiasmo y esfuerzo que a la recopilación de
material relacionado con El Señor de los Anillos o Star Trek (que se lo
digan a Jeff Bezos, que se permite el lujo de invitar a subirse a su
actor favorito a un cohete) ha ascendido en la escala social y le entra
mucho más dinero en la cuenta corriente que cuando tenía veinte años.
¿Se puede aburguesar un grupo humano en su conjunto, o por sectores, a
lo sumo? ¿O, al igual que dijo la Thatcher que "No existe esa cosa
llamada sociedad" (para horror de sociólogos, que a ver cómo
justificaban la existencia de unas facultades y departamentos
universitarios centrados en el estudio de algo inexistente), se puede
decir que tampoco existe eso llamado fandom y a lo sumo existen
fandomitas y si se aburguesan, se van aburguesando de uno en uno y no 'en
masse'? ¿La estructura de relaciones entre los fans también se
piramidiza y hace que los fans asuman posiciones más conservadoras al
empezar a manejar billetes y tener que llevar a los niños a un colegio
bueno e ir bien vestidos a las comidas con el director general por si
invita a jugar al paddle o al golf en Sotogrande?
Hay una frase que dice "Quien a los veinte años no es de izquierdas es porque no tiene corazón -resuenan en estos momentos aplausos atronadores de una parte de la parroquia- y quien sigue siéndolo a los cuarenta es porque no tiene cerebro" (esta parte de la frase ha debido generar atragantamientos entre la parte de la parroquia que acaba de aplaudir ... compártanlo en Twitter, please).
Parece ser que ya el pago de la primera cuota de autónomos genera un corrimiento de tres unidades hacia la derecha en el eje del 1 al 10 de la posición política de las personas y que el ir por la vida de "enragé" a lo "Memoria de jóvenes airados" termina con el ejecutivo de rango intermedio protestando como mucho porque no hay sitio para aparcar o porque le han subido la contribución urbana, cuando antes en su juventud hervía de deseos de prenderle fuego a edificios públicos (o eclesiásticos o empresariales) o a personalidades públicas (o eclesiásticas o empresariales). Y, alguna vez en la vida, se encuentran al volante de un gran coche, en una hermosa casa, con una hermosa esposa (más o menos) y se preguntan "Bueno, ¿cómo he llegado aquí?". (Sí, alguno habrá pillado que es una referencia a la canción "Once in a lifetime", de Talking Heads, producida por Brian Eno, y maravillosamente versionada por la rana Gustavo y Donald Trump)
Los eminentes sociólogos franceses Sebastién de la Madeleine, Jean
Claude du Brioche y Agnes de la Napolitaine han estudiado este
interesante fenómeno de asunción de valores e imposición de marcos
ideológicos, pero centrado en los fandomitas, grupo humano en el que de
siempre han abundado los que que presumen de racionalismo, progresismo y
laicismo y, en particular, los que habrían rechazado esa imposición de
valores burgueses llegada la cuarentena, pero sólo de manera
superficial. En su "Les Bobos du Fandom" (no, no se traduciría como "Los
bobos del fandom", sino como "Los pijiprogres del fandom", que "BOBO"
viene de "BOurgeois BOhèmes" ->"BOurgeois BOhemians") se estudia a los fandomitas que dicen
que no se aburguesan pero que en realidad no han hecho más que cambiar
el comunismo por el consumismo, aunque manteniendo ciertos valores de
cara a la galería, para poder seguir yendo de guay cuando se encuentran
con la gente con la que de jóvenes escribían relatos anticlericales y en
los que los ricos y poderosos salían escarnecidos para "épater la
bourgeoisie" (vaya una noticia afrancesada que nos está saliendo, en homenaje a la presidencia francesa de la Unión Europea).
El libro está próximo a ser en primer lugar traducido al español y en segundo lugar editado en España (surgió la idea de traducirlo primero al estonio y después editarlo en Serbia, pero por suerte alguien cayó en la cuenta de que algo no cuadraba) por la editorial barcelonesa "Brioche divine", que ya ha intentado apalabrar presentaciones editoriales en varias librerías del país, pero se está encontrando con el rechazo de las librerías, cuyos dueños, antiguos frikis cuya visión empresarial ha aumentado enormemente su status económico-social, piensan que eso de "burgueses bohemios" es una pullita que va por ellos y se sienten molestos y
un poco ofendiditos.
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