(Previamente presentado en StardustCF del 28/12/2015)
... que nos suele suceder ... cada vez que tenemos que quitar de nuestros contactos a ese pelmazo que mete una y otra vez en todos los muros que puede publicidad de la pamplina que ha puesto en Amazon y que quiere que soltemos dinero por tenerla en el Kindle o el chisme que utilicemos para leer libros electróncicos (un ejemplo muy frecuente es la del "autor dominguero", generalmente autoeditado, que consagra su descanso dominical a intentar que nosotros consagremos el nuestro a leer su "chef d'oeuvre"). Igualmente es motivo de desamiguización el bombardeo de invitaciones para presentaciones editoriales a las cuales no se va a asistir, bien porque la obra presentada o es de una persona a la que no se traga o bien porque el acto tiene lugar en Portugalete (Vizcaya) y el desamigante vive en La Línea de la Concepción (Cádiz).
Los casos antes mencionados, evidentemente, hacen referencia a actos fandomíticos, cuyo estudio en relación al desamigamiento no ha sido tan exhaustivo y no llega a la abundancia y solidez tanto teórica como experimental de los estudios sobre desamigaciones producidas por hartazgo de noticias más viejas que la Tarasca o más falsas que un duro de cartón (por ejemplo, la falsa noticia de los 450.000 políticos se estima que generó 2.721 desmigaciones), álbumes completos de fotos del animal de compañía o de las cicatrices de la operación de hernia de hiato, frases atribuidas a Claudio Coelho o brotes de agresividad poco compatibles con la vida en democracia del tipo "Tú que has votado a X eres un cerdo y mereces ser desmembrado".
Para el doctor en Psicología Jean Baptiste Du Calêtre, conocido por su estudio ya canónico sobre los efectos positivos que genera en los trastornos psicosomáticos el dejar de seguir en Twitter a la persona con la que se ha cortado ("A tomar viento, cacho guarra/Hasta nunca, so cerdo: Redes sociales y Ruptura de la Pareja"), cuando se hace esto mismo pero en el entorno fandomítico la sensación no es tan fuerte y rara vez se le acaban saltando las lágrimas a la persona estudiada, pero sí es claro que aumentan las endorfinas nada más darle al botón de "Ignorar Mensajes" y se nota cómo un "bien être" se extiende por todo el cuerpo mientras se hacen recurrentes los pensamientos del tipo ("Te va aguantar Rita la Cantaora, so pesao").
... que nos suele suceder ... cada vez que tenemos que quitar de nuestros contactos a ese pelmazo que mete una y otra vez en todos los muros que puede publicidad de la pamplina que ha puesto en Amazon y que quiere que soltemos dinero por tenerla en el Kindle o el chisme que utilicemos para leer libros electróncicos (un ejemplo muy frecuente es la del "autor dominguero", generalmente autoeditado, que consagra su descanso dominical a intentar que nosotros consagremos el nuestro a leer su "chef d'oeuvre"). Igualmente es motivo de desamiguización el bombardeo de invitaciones para presentaciones editoriales a las cuales no se va a asistir, bien porque la obra presentada o es de una persona a la que no se traga o bien porque el acto tiene lugar en Portugalete (Vizcaya) y el desamigante vive en La Línea de la Concepción (Cádiz).
Los casos antes mencionados, evidentemente, hacen referencia a actos fandomíticos, cuyo estudio en relación al desamigamiento no ha sido tan exhaustivo y no llega a la abundancia y solidez tanto teórica como experimental de los estudios sobre desamigaciones producidas por hartazgo de noticias más viejas que la Tarasca o más falsas que un duro de cartón (por ejemplo, la falsa noticia de los 450.000 políticos se estima que generó 2.721 desmigaciones), álbumes completos de fotos del animal de compañía o de las cicatrices de la operación de hernia de hiato, frases atribuidas a Claudio Coelho o brotes de agresividad poco compatibles con la vida en democracia del tipo "Tú que has votado a X eres un cerdo y mereces ser desmembrado".
Icono cortesía de Javier Romero |
Para el doctor en Psicología Jean Baptiste Du Calêtre, conocido por su estudio ya canónico sobre los efectos positivos que genera en los trastornos psicosomáticos el dejar de seguir en Twitter a la persona con la que se ha cortado ("A tomar viento, cacho guarra/Hasta nunca, so cerdo: Redes sociales y Ruptura de la Pareja"), cuando se hace esto mismo pero en el entorno fandomítico la sensación no es tan fuerte y rara vez se le acaban saltando las lágrimas a la persona estudiada, pero sí es claro que aumentan las endorfinas nada más darle al botón de "Ignorar Mensajes" y se nota cómo un "bien être" se extiende por todo el cuerpo mientras se hacen recurrentes los pensamientos del tipo ("Te va aguantar Rita la Cantaora, so pesao").