En España va creciendo el número de granjas en las que se crían avestruces con vistas a su consumo por parte de los seres humanos. Francamente, nos gusta la idea de ir en autobús por la carretera y ver bandadas de avestruces abrevando en el río Duero, por poner un ejemplo, mientras cowboys a caballo los persiguen con lazos y boleadoras. Ajena a todo esto, la librería granadina Indiana, en una iniciativa conjunta con el ayuntamient
o de la ciudad y su concejalía de adecentamiento y reparaciones urbanas, ha decidido atraer a ese tipo de personas que disfrutan haciendo rafting, puenting, lanzándose por colinas en ala delta o a lomos de una mula y otras actividades temerarias que implican subidas de adrenalina. Según cuenta Jesús, el dueño del negocio: “Ese tipo de gente piensa que leer libros y tebeos es aburrido y propio de gente poco viril, así que a la visita corriente y moliente a la librería le hemos añadido el aliciente de saltar vallas y obstáculos. Incluso habíamos considerado la idea de poner un charco con pirañas pero desde la Concejalía de Medio Ambiente se nos previno contra esta idea, ya que este tipo de animalitos podría tener la tentación de afilar los dientes contra el cableado eléctrico y provocar apagones en el barrio. Aún así, en el futuro tenemos previsto organizar sesiones de monta de avestruces y de pesca de merluzas en una bañera con agua salada y cubitos de hielo flotando como icebergs”

De todas maneras, hacer honor al sentido de la aventura que da nombre a la misma librería no dejó de ser problemático: Para la gente con muletas y sillas de ruedas se acabó teniendo que habilitar un sistema que los transportara hasta el interior de la tienda sobrevolando las vallas por medio de una garrucha. “Fue

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