El reputado escritor de "Memoria de Antinieblas", "Una noche de apatía" y "Mudanza de neblinas" Medardo Cabrerizo (ignoramos si familia del conocido representante y protagonista de realities Mario Cabrerizo -y no, no pensamos llamarle músico hasta que no demuestre leer partituras o tocar un instrumento aunque sea de oido-) ha iniciado recientemente en su web personal un apartado titulado "Mi Cacharrín" para contar sus experiencias con los aparatos que usa para ver películas y series de televisión.
Normalmente cuando alguien hace esto es para que todo el mundo vea el cacharro tan grande que le ha costado una morterada tan grande de pasta (o para que las empresas le envíen uno para evaluarlo) o el tinglado tan complicado que ha montado con todo tipo de cables colgando soldados uno a uno y/o con todo tipo de programas (bajados de softtonic o recompilados desde cero a partir de repositorios de software libre) reconfigurados hasta el tuétano.
Sin embargo, es tan grande la bonhomía de Medardo que no le mueve la vanidad sino, como él dice, "Nada más que lo hago para ahorrarle a la gente más de una tarde que me he pegado peleándome con los aparatos para hacerlos funcionar y que sepan ya cómo se hace desde el principio. Con eso me doy con un santo en los dientes"
El dispositivo en el que Medardo está visionando últimamente los contenidos audovisuales (películas, episodios de series, virales de Youtube, podcasts de los Werthugos y primeras comuniones de sobrinos) es un Rapsberry Pi, un ordenador entero del tamaño de una tarjeta de visita (o de una carta de la baraja de Heraclio Fournier, si así se prefiere) En él se ha cargado el sistema operativo Android en su versión 4.51, sucesora de la 4.2 ("KitKat"), pero con elementos de la 4.3 ("JellyBean": Gominola) y recuperando en un ejercicio de nostalgia el "look and feel" de la 1.6 ("Donut"), y cuyo nombre código provisional es "Tocinillo de Cielo".
El esquema de toda la circuitería también ha sido publicado. Sin embargo, no se recomienda testearlo en casa, ya que el último montaje debe de haber estado sobrecargado de tal manera con series (a saber el origen de esas series y a saber la temperatura en cuanto a erotismo de las mismas) que, de manera traicionera, el cacharro le pegó tal chispazo a Medardo que un poco más y lo manda al otro barrio. Las primeras palabras que se le oyeron al despertar en la unidad de quemados del centro de salud fueron "¿No me lo habréis formateado?"
Normalmente cuando alguien hace esto es para que todo el mundo vea el cacharro tan grande que le ha costado una morterada tan grande de pasta (o para que las empresas le envíen uno para evaluarlo) o el tinglado tan complicado que ha montado con todo tipo de cables colgando soldados uno a uno y/o con todo tipo de programas (bajados de softtonic o recompilados desde cero a partir de repositorios de software libre) reconfigurados hasta el tuétano.
Sin embargo, es tan grande la bonhomía de Medardo que no le mueve la vanidad sino, como él dice, "Nada más que lo hago para ahorrarle a la gente más de una tarde que me he pegado peleándome con los aparatos para hacerlos funcionar y que sepan ya cómo se hace desde el principio. Con eso me doy con un santo en los dientes"
El dispositivo en el que Medardo está visionando últimamente los contenidos audovisuales (películas, episodios de series, virales de Youtube, podcasts de los Werthugos y primeras comuniones de sobrinos) es un Rapsberry Pi, un ordenador entero del tamaño de una tarjeta de visita (o de una carta de la baraja de Heraclio Fournier, si así se prefiere) En él se ha cargado el sistema operativo Android en su versión 4.51, sucesora de la 4.2 ("KitKat"), pero con elementos de la 4.3 ("JellyBean": Gominola) y recuperando en un ejercicio de nostalgia el "look and feel" de la 1.6 ("Donut"), y cuyo nombre código provisional es "Tocinillo de Cielo".
El esquema de toda la circuitería también ha sido publicado. Sin embargo, no se recomienda testearlo en casa, ya que el último montaje debe de haber estado sobrecargado de tal manera con series (a saber el origen de esas series y a saber la temperatura en cuanto a erotismo de las mismas) que, de manera traicionera, el cacharro le pegó tal chispazo a Medardo que un poco más y lo manda al otro barrio. Las primeras palabras que se le oyeron al despertar en la unidad de quemados del centro de salud fueron "¿No me lo habréis formateado?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario