(Publicado en Stardust el 28/12/2014)
Como tras la anexión de Crimea y la actuación en el este de Ucrania la valoración exterior del país presidido por Vladimir Putin ha alcanzado mínimos históricos (por no hablar de la caída del precio del petróleo, que está mermando notablemente sus ingresos) se pretende paliar los daños por vías que puedan resultar más simpáticas a ojos occidentales que la imagen de Sergei Lavrov, su ministro de Asuntos Exteriores, diciendo "Nyet" en la asamblea de Naciones Unidas.
Gran parte de este tipo de políticas de justificación exterior de las acciones rusas ante Ucrania han partido de la base de que padres prosoviéticos tienen hijos prorrusos. Si de lo primero había poco, de lo segundo hay menos aún, así que en el ámbito cultural se ha recurrido a giras que han llevado al agotamiento (y a la dislocación de varios tobillos) del Ballet del Bolshoi y de la Sección de Coros y Danzas del Ejército Ruso.
Para aprovechar la rica tradición ciencia ficcionera producida más allá de los Urales por los Strugatski, Zamiatin y Bulgakov, con prólogos de Daniel Estulín, exagente del servicio secreto ruso y presentador de un programa en la cadena oficialista Russia Today (no confundir con El Mundo Today), se ha lanzado una colección de clásicos rusos del género al mercado español (y, tras los posibles saldos, al argentino y al venezolano). Gran parte de los autores son ganadores del premio Aelita, instituido desde 1981, aunque no es el caso de Estulín, que se ha aprovechado de su posición de seleccionador y ha metido en el pack dos libros suyos sobre conspiraciones (a fuer de precisos, los libros más que "sobre" son "a favor") .
Para llevar a cabo su estrategia de relaciones exteriores todo país dispone de una mayor o menor variedad de recursos. Un país de las características de la Federación Rusa hace uso desde clásicos imperecederos como los movimientos de tropas en la frontera y la cesión de tapadillo de armamento a grupos afines (como es el caso de su actuación con Ucrania)
hasta la "diplomacia cultural", que busca establecer lazos de entendimiento con otros países e inducir una visión positiva hacia la política y fines de la propia nación.Como tras la anexión de Crimea y la actuación en el este de Ucrania la valoración exterior del país presidido por Vladimir Putin ha alcanzado mínimos históricos (por no hablar de la caída del precio del petróleo, que está mermando notablemente sus ingresos) se pretende paliar los daños por vías que puedan resultar más simpáticas a ojos occidentales que la imagen de Sergei Lavrov, su ministro de Asuntos Exteriores, diciendo "Nyet" en la asamblea de Naciones Unidas.
Sergei Lavrov: bromitas las justas. |
Gran parte de este tipo de políticas de justificación exterior de las acciones rusas ante Ucrania han partido de la base de que padres prosoviéticos tienen hijos prorrusos. Si de lo primero había poco, de lo segundo hay menos aún, así que en el ámbito cultural se ha recurrido a giras que han llevado al agotamiento (y a la dislocación de varios tobillos) del Ballet del Bolshoi y de la Sección de Coros y Danzas del Ejército Ruso.
Para aprovechar la rica tradición ciencia ficcionera producida más allá de los Urales por los Strugatski, Zamiatin y Bulgakov, con prólogos de Daniel Estulín, exagente del servicio secreto ruso y presentador de un programa en la cadena oficialista Russia Today (no confundir con El Mundo Today), se ha lanzado una colección de clásicos rusos del género al mercado español (y, tras los posibles saldos, al argentino y al venezolano). Gran parte de los autores son ganadores del premio Aelita, instituido desde 1981, aunque no es el caso de Estulín, que se ha aprovechado de su posición de seleccionador y ha metido en el pack dos libros suyos sobre conspiraciones (a fuer de precisos, los libros más que "sobre" son "a favor") .
El Premio Aelita |
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