COMO DEJAR EL FANDOM COMO UN CABALLERO, GUIA DE LOS POCOS FANDOMITAS SABIOS QUE EN EL MUNDO HAN SIDO

 Hay mucho aficionado que, en llegando a la paternidad o a una ocupación muy exigente (vamos a poner que se mete en un negocio o llega a ministro, por ejemplo ... o a concejal mismo), se ve obligado a dejar de visitar librerías, acudir a convenciones, montar partidas de rol en vivo. De vez en cuando se repite a sí mismo "Que sí, que sigo siendo guay, en cuanto tenga un par de semanas tranquilitas me termino la saga de Malaz, que la tengo pendiente desde años, ... o completo la Saga de los Aznar, que como me vean con un libro con ese apellido en la portada me la juego en el partido" ... pero la lluvia de compromisos nunca termina y el par de semanas tranquilitas nunca llega. Así, la pasión por un género que ardió cual llama que arde con el doble de intensidad (sí, es una referencia a la primera de Blade Runner) se extingue de manera lastimosa. Han quedado amigos que, ocasionalmente, se saludan cuando uno se los encuentra por la calle ... pero poco más.
Los hay que se van del fandom de manera mucho menos discreta, por no decir escandalosa. Quizás aburridos de ciertas temáticas (¿cómo? ¿se puede aburrir uno del manga?, dirán algunos de los aficionados más jóvenes ... pues sí, los hay que se aburren) ... o hartos de ciertos ejemplares humanos de difícil llevanza montan un pollo bien grande y hermoso en listas de correo o en las propias convenciones, despidiéndose a lo grande y cantándole las cuarenta a Fulanita la reinona del Fandom o Menganito el Capitoste de la Critica, dejando un cráter de rencores y mala baba difícil de ignorar.
Para evitar ambos extremos se ha publicado por parte de la Asociación Leonesa de Fantasía y Macramé la guía "COMO DEJAR EL FANDOM COMO UN CABALLERO" para esa gente que, cual elefantes a los que se le acerca la Parca, nota que va llegando el fin de su fandomía y desea quedar bien con tantos compañeros de partidas de rol, peregrinaciones a librerías especializadas, etc, etc y acaba montando una fiesta de despedida en la que indefectiblemente suena al final el "My Way" de Sinatra.
¿Ha evitado la publicación de este libro problemas y malos entendidos? En absoluto, más bien al contrario: ahora, cuando un aficionado cumple años y hay gente que tiene pocas ganas de seguir aguantándolo, entre sus sábanas aparece un ejemplar del libro (con lo cual no estropean de manera irreversible las sabanas como en la escena de la cabeza de caballo en el Padrino, al menos).